Charles-Valentin Alkan nació en París un 30 de noviembre de 1813. Su apellido original era Morhange, que utilizó durante los primeros años de su vida; sin embargo, él y sus hermanos decidieron adoptar como apellido el nombre propio de su padre, Alkan Morhange. Familia judía, de observancia religiosa, lectora de las sagradas escrituras, los Morhange/Alkan mostraron pronto talento para la música, pero fue uno de ellos, Charles-Valentin, quien destacaría sobre los demás. Logró entrar en el estricto conservatorio de París, donde pronto deslumbraría por su manera de tocar. Alkan, sin embargo, era un hombre reservado que fue abandonando los escenarios y los salones parisinos que para él eran símbolo de frivolidad y que encontraba carentes de interés. Igualmente, el golpe que supuso para él su no elección como nuevo director del conservatorio de París, puesto vacante dejado por Pierre Zimmermann y adjudicado a Antoine Marmontel, católico, apostólico y romano (y, a decir de algunos autores, mediocre pianista y pedagogo), en lugar de ese hebreo oscuro y huraño, le hizo refugiarse aún más en la intimidad de su hogar, donde daba clases a numerosos alumnos, especialmente a partir de 1849, dado que acogió a muchos de los alumnos de su colega y difunto amigo polaco, Fryderik Chopin. Admirado por Liszt, el propio Chopin, Hans von Bülow o Ferruccio Busoni, y detestado por Robert Schumann, su rastro quedó prácticamente sepultado a partir de 1888, cuando, según se cuenta, un ya viejo Charles-Valentin Alkan trataba de coger en su biblioteca el Talmud, provocando que una estantería mal anclada se le viniera encima y le aplastara, causándole la muerte y esparciendo una injustísima cortina de olvido sobre su obra que, gracias a pianistas como Raymond Lewenthal, Ronald Smith, John Ogdon, Ervin Nyiregyházi o Marc-André Hamelin, va siendo rasgada, arrojando luz sobre la extraordinaria obra de un autor fascinante.
Tendremos ocasión de escuchar un concierto con obras variadas como el Aleluya op. 25, la Marcha fúnebre op. 26, una selección de su obra Les mois (Los meses) que supondrá estreno en España (no nos consta ninguna otra interpretación de esta obra en nuestro país), el estreno cósmico de la versión para piano solo de L’Enfer, original para violín y piano, y el cuarto movimiento de su Gran Sonata para piano Les quatre âges, op. 33. Cubrimos así un amplio ámbito temporal de la vida de Alkan, con algunas de sus principales obras, de entre las cuales destaca sin duda el mencionado cuarto movimiento de la Gran Sonata, titulado 50 ans. Prométhée enchaîné, que lleva la indicación de tiempo Extrêmement lent. Esta sonata durmió en un cajón durante más de cien años, hasta que Ronald Smith consiguió estrenarla, y hoy en día sigue siendo poco interpretada, dado que su segundo movimiento, verdadero corazón de la obra, incluye unas dificultades técnicas tan tremendas que muy pocos pianistas se atreven con ella. Y dado que se trata por desgracia de un autor de por sí poco conocido entre los pianistas, el círculo de aquellos que pueden plantearse si estudiar o no su Gran Sonata se reduce todavía más. Disfruten del concierto y les animamos a descubrir más cosas sobre Charles-Valentin Alkan y, por supuesto, sobre su música.
Enhorabuena, chicos, sois unos verdaderos entusiastas de la música y del arte. Me encantaría poder escuchar algún concierto-conferencia algún día, seguro que son tan interesantes como los textos del blog, o como aquel programa radiofónico sobre Ervin Nyiregyházy que hicisteis en Radio Clásica. Ojala un día vais a poder abrir una sección de audios o vídeos de vuestro blog. Así los que vivimos lejos vamos a poder estar presentes en vuestros conciertos y conferencias….